jueves, 26 de julio de 2012

Conductores elegidos salvan a rumberos ebrios


Para Julio César Zapata y su esposa, Lina Grisales, una noche de viernes es tan agitada como para los miles que se van de rumba. Pero no descansan ni están de parranda, sino que trabajan para que quienes se pasan de tragos lleguen vivos a casa.

Él es conductor elegido. Recibe las llaves del carro de quien pidió el servicio y lo traslada a su destino. Y ella lo secunda en su automóvil, en el que se devuelven cuando terminan la tarea.

Con esta estrategia, las aseguradoras y otras empresas les ofrecen transporte seguro a quienes se van en sus vehículos a beber.

Según el Tránsito de Medellín, en la ciudad ocurrieron 24.279 accidentes entre el 1 de enero y el 22 de julio de 2012; 2.219 más que en el mismo periodo de 2011. Del total del presente año, 392 conductores estaban ebrios; 32 más que el año pasado.

Julio y Lina trabajan en Asistencia Gerardo Suárez, firma que les presta conductores elegidos a varias aseguradoras.

En cada noche de viernes, sábado y domingo víspera de festivo hacen unos siete recorridos por el Valle de Aburrá y el Oriente Cercano, de 10:00 p.m. a 5:00 a.m. El parque Lleras, Barrio Colombia, Envigado y Sabaneta son los sitios donde más recogen clientes. Y los llevan, principalmente, a El Poblado, Laureles y Belén.

Por un viaje en Medellín, la aseguradora les paga 40.000 pesos; de Medellín a Bello, 55.000; a Envigado, 56.500; a Sabaneta, 61.000; a Caldas, 73.000; a Barbosa, 75.000 y a Llanogrande, 85.000. Y si el cliente les hace perder la ida, les dan la mitad. El 70 por ciento es para ellos y el 30, para su empresa. Así, en el mes obtienen cerca del millón 200.000 pesos, para los dos.

A Lina Arango, estudiante de Comunicación Social de Eafit, le gusta salir los fines de semana con amigas o con el novio y, desde hace un año, siempre pide el servicio “porque es seguro y los conductores son respetuosos. También me he salvado de pruebas de alcoholemia en retenes”.

Muchos establecimientos comerciales apoyan este esquema. Uno de ellos es el bar restaurante Arte Vivo. Su administradora, Mónica Restrepo, dice que cuando ven que la persona está ebria, le ofrecen llamar al conductor elegido. “Cada vez la gente es más responsable”, comenta, “aunque no falta el lanzado que dice que puede manejar”.

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