miércoles, 6 de junio de 2012

Luces y sombras del transporte público en Medellín


Con el avance del Sistema Integrado de Transporte, buseros deben modernizar el servicio. El bus de la ruta Circular Sur 302 alcanza una velocidad increíble, tal vez 80 ó 90 kilómetros. Son las 9:30 p.m. y el deprimido de 'los puentes de la Oriental' está vacío.

El conductor 'se hace el loco' y lleva al pasajero hasta el siguiente paradero, dos cuadras más allá del centro comercial Villanueva. En el último escalón, el pasajero se despide del conductor con una maldición irreproducible.

Medellín, la ciudad del metro, del cable, del tranvía, hace el 62 por ciento de sus viajes diarios en el transporte público, con un 46 por ciento de esos traslados en el Transporte Público Colectivo TPC (buses, busetas y microbuses), según la Encuesta Medellín cómo vamos 2008 - 2011.
EL TIEMPO consultó con expertos, autoridades, empresarios, conductores y pasajeros, para evaluar qué nivel de calidad en el servicio están brindado los transportadores a los medellinenses en momentos en que los procesos del Sistema Integrado de Transporte del valle de Aburrá, les está retando a cambiar de enfoque.

"Uno de los problemas más grandes de Medellín en los años 80 y 90 fue el sobre cupo. Con la entrada en operación del metro eso se eliminó en gran medida. En frecuencias y cobertura, es decir hasta dónde viajan, tenemos un buen servicio", afirma Iván Sarmiento Ordosgoitia, experto en movilidad y académico.

Para Sarmiento, en términos generales el servicio de TPC ha mejorado, alcanzando también niveles aceptables en renovación de equipos (buses). Sin embargo, advierte que hay asignaturas pendientes como acceso a población discapacitada, paraderos, sistemas de recaudo y manejo seguro. "No se ha acabado la tendencia del conductor a recaudar más pasajeros".

Una de las críticas más frecuentes de los pasajeros consultados es que es un servicio perverso. "Cuando quieren van a dos kilómetros por hora y otras veces a alta velocidad", comenta el aspirante a abogado Juan Diego Ortiz.

Según la Secretaría de Tránsito en el año 2011 fueron impartidos 3.304 comparendos por exceso de velocidad. Del 1 de enero al 30 de mayo, iban 1.608 sancionados por esta causa.
Pero así como se mencionan falencias como bajas frecuencias (cada cuánto pasa un bus), conducción brusca, sobre cupo y buses viejos (especialmente en microbuses), los paisas valoran el servicio aunque apenas se esté experimentando un punto de comparación como el metroplús.

"Nos han calificado con cuatro puntos sobre cinco", dice Juan Gonzalo Merino, presidente de la Asociación de Transportadores del valle de Aburrá, entidad que agremia a cerca de 1.500 propietarios y más de 10 empresas.
"Estamos viviendo un cambio generacional no solo en conductores sino en tecnología de los equipos. Pero como todo cambio cultural, es un proceso y no sucede de la noche a la mañana", dice Merino.

Hacia el futuro se espera que con las nuevas tecnologías, específicamente el Sistema de Gestión de Flota, las acciones de cada bus pueda ser controlada y los paisas puedan disfrutar de un servicio con altos niveles de calidad.
Mal en  combustibles y en accesibilidad PMR 

 "En cuidado al medio ambiente hay dificultades. Tenemos una flota con un tiempo de servicio alto, no alcanzamos ni siquiera el 10 por ciento del parque automotor del transporte público colectivo actual que tenga buses con la norma euro 4, que es la mínima que estaría aceptada para hacer parte del SITVA", dice Carlos Mario Montoya, director del Área Metropolitana, autoridad medioambiental y de transporte del valle de Aburrá.

Para el funcionario, este tema mejorará con la exigencia del gas para las nuevas rutas alimentadoras en la licitación actual que adelanta el Metro de Medellín para las cuencas de Belén y Aranjuez.

Un tema en el que definitivamente se raja el transporte público colectivo TPC, es en el de accesibilidad a personas con movilidad reducida.
Son múltiples, claras y vigentes las normas que obligan a tener los espacios adecuados en el parque automotor para este grupo de la población.

"Tengo que decir con tristeza que la accesibilidad al trasporte público colectivo para las personas con movilidad reducida es dura por no decir nula", dice Germán Chavarriaga, Coordinador de la Red para la promoción, ratificación e implementación de la Convención de Derechos de Personas en Condición de Discapacidad de Naciones Unidas.
Para Chavarriaga, "es claro" que las autoridades de transporte han sido laxas en exigir a los transportadores, buses incluyentes.
"A partir de julio de 2005 todos los buses nuevos o que entren por reposición deben ser accesibles. Al 2010 ya todas la flotas del país debían cumplir la norma según el Decreto 1660. La Secretaría de Tránsito y el Área, han sido tímidas", reclama Chavarriaga.

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