martes, 27 de agosto de 2013

Cada vez hay menos riñones en Antioquia

Según el Instituto Nacional de Salud, aumentó la demanda y disminuyó la donación del órgano. En los últimos dos años el número de donaciones de riñones empezó a disminuir en Antioquia, y al mismo tiempo aumentó la lista de espera de pacientes que requieren un trasplante renal. Según datos del Instituto Nacional de Salud (INS), el departamento pasó de 221 donantes en 2011 a 206 en 2012. De igual manera, mientras hace dos años se practicaron 282 trasplantes de riñón, el año pasado bajaron a 276, lo que dejó a 114 pacientes en lista de espera, distribuidos en las tres instituciones que realizan este procedimiento en Medellín: El Hospital Universitario San Vicente de Paúl con 101; el Pablo Tobón, con 10; y la Clínica León XIII, con 3 pacientes. Alberto Reino, médico nefrólogo del Hospital San Vicente de Paúl (institución en la que se realizó el 24 por ciento de los trasplantes renales en Colombia el año pasado), afirmó que la tendencia es nacional y que lo más preocupante es que también creció la demanda. “En el 2012 la lista de espera en todo el país era de 1.120 personas, y en el 2011 eran 997. Esto representa un incremento del 12 por ciento de pacientes que están esperando este órgano”, dijo. Esas personas, que pacientemente esperan su turno, padecen de insuficiencia renal avanzada, y por lo general, los especialistas optan por el procedimiento quirúrgico en vez de la diálisis (terapia sustituta de la función renal), porque garantiza una mejor calidad de vida. La mejor muestra es la experiencia del ingeniero de sistemas Héctor Arias, quien recibió un riñón hace siete años. Hoy tiene 42 y aunque sabe que su salvación partió de una situación triste –que fue la muerte de alguien–, no deja de estar feliz, pues por voluntad de un desconocido él “tiene el regalo de la vida”. Analizan la disminución Una de las razones de la reducción de donantes en Antioquia –y en el país– es la disminución de asesinatos y de muertes en accidentes de tránsito. La mayoría de riñones pertenecen a víctimas de esos fenómenos y son los ideales para el procedimiento: personas jóvenes que mueren sin relación con alguna enfermedad. “La mayoría mueren por daño cerebral, generado en actos violentos (...) o por accidentes de tránsito, en los que la cabeza es golpeada”, aclaró Reino. La legislación colombiana solo permite que las personas con vida le donen a familiares en el primer grado de consanguinidad. Por otro lado, los familiares son los únicos que pueden autorizar la donación del órgano de un fallecido, así este haya dejado expresa voluntad de hacerlo. Tras la donación también existen mitos que hacen que las personas se nieguen a entregar sus órganos: “Algunos piensan que es pecado y otros que con los órganos hacen negocios. Lo real es que es un acto altruista en el cual una muerte ayuda a salvar una vida”, dijo Reino. Pese al panorama, Antioquia rescató y trasplantó el mayor número de órganos donantes cadavéricos en el país durante el 2012. Tendencia nacional El número de trasplante en el país ha caído en los últimos tres años Según estadísticas del Instituto Nacional de Salud (INS), los trasplantes renales disminuyeron el año pasado en un 12 por ciento con relación al 2010, pues se pasó de 868 a 767. Entre 2009 y 2010 en el Hospital Universitario San Vicente de Paúl se realizaron 185 trasplantes en promedio cada año. Alberto Reino, nefrólogo de esta institución, dice que a junio 30 de este año han realizado 56 procedimientos, cuando en los años anteriores en el primer semestre ya superaban los 90. OSCAR ANDRÉS SÁNCHEZ A. REDACTOR EL TIEMPO MEDELLÍN

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