miércoles, 28 de agosto de 2013

Mentes brillantes que cambiaron su época

A su inteligencia le sumaron lo intrépido de sus empresas, que los hicieron diferentes, anticipándose a su tiempo y al futuro. Además de ser grandes científicos, Galileo, Newton, Darwin, Einstein, Fleming, Pasteur, Marie Curie o Ramón y Cajal, entre otros muchos, tienen en común haber revolucionado con sus descubrimientos y teorías la comprensión del mundo que los rodeaba. Su influencia sigue viva hasta ahora. Sin ellos, la forma de vida actual no sería igual. La gravedad, la evolución por selección natural, la relatividad, la radioactividad, el código genético, el Big Bang, los motores eléctricos, la energía nuclear, los fármacos sintéticos, el escaneo del cerebro, los ordenadores e internet son solo unos pocos ejemplos de la larga lista de experimentos y descubrimientos de grandes científicos que han cambiado el mundo y la vida cotidiana. Tras esos logros hay historias de personas fuera de lo común, con una gran visión científica. Seres excepcionales que, en ocasiones, tuvieron que enfrentarse a la incomprensión. obra de grandes Las peripecias de 43 de ellos han sido compiladas en el libro ‘Los grandes científicos. Una epopeya del conocimiento’, coordinado por el británico Andrew Robinson, autor de numerosas obras de ciencia, historia de la ciencia y de las artes. La obra ha sido escrita por un equipo internacional de científicos e historiadores de la ciencia. Para tener una visión más cercana de los 43 cerebros consignados en el texto se reproducen numerosas de sus notas, diagramas, dibujos y cartas, así como fotografías, grabados e, incluso, esculturas. El volumen cubre las principales disciplinas científicas, desde la astronomía hasta la psicología. Va organizado por temáticas y arranca desde la escala más grande, el universo, hasta la más pequeña, el interior del átomo, y las dos últimas secciones se centran en la vida, así como en el cuerpo y la mente. Inaugura sus páginas Nicolás Copérnico (1473-1543) el astrónomo y erudito del siglo XVI que tuvo la “osadía” de desafiar la cosmología de Aristóteles y Tolomeo, inamovible desde la Edad Media, de que era la Tierra la que daba vueltas alrededor del Sol, y no al contrario. Con ese cambio de perspectiva inició una revolución que transformaría para siempre la ciencia. Se necesitaron diez meses para imprimir el voluminoso ‘De revolutionibus’. Copérnico murió el mismo día en que le enseñaron el primer ejemplar impreso de su magna obra, el 24 de mayo de 1543. Fundamental fue también el aporte del analista del movimiento planetario Johannes Kepler (1571-1630), cuyos descubrimientos proporcionaron una base para la ley universal de la gravedad, de Isaac Newton, así como de la óptica moderna.

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